domingo, 22 de febrero de 2009

Muestra "Victoria Ocampo, pasiones y conflictos", Buenos Aires, 2003-2004




Una muestra recorre en imágenes la fecunda obra de Victoria Ocampo

Se exhibirán desde hoy fotos, objetos y primeras ediciones en el Centro Cultural Borges. Revalorizan la condición de escritora de la fundadora de Sur
. Hay textos de escritores que la recuerdan. La exposición podrá ser visitada hasta marzo


Por Mariano de Vedia, La Nación, jueves 18 de diciembre de 2003

A 25 años de su muerte, que se cumplirán el 27 de enero próximo, la figura de Victoria Ocampo ya no despierta amores y odios, pero sigue siendo fuente de controversias, misterios y revelaciones inagotables en el universo de la cultura.
Con el título Pasiones y conflictos, hoy, a las 19, abrirá sus puertas en el Centro Cultural Borges (Viamonte esquina San Martín) la muestra sobre la vida y la obra de la recordada mecenas y fundadora de la revista Sur.
Casi un centenar de fotografías, textos de reconocidos intelectuales que evocan su personalidad y las primeras ediciones de los cuarenta libros que escribió a lo largo de su vida son expuestos en la muestra, organizada por Ediciones Larivière y curada por el poeta y ensayista Patricio Lóizaga, editor de la revista Cultura y actual director del Palais de Glace.
La exposición comprende la presentación del libro Victoria Ocampo, escrito por Lóizaga y publicado por Larivière, que en una cuidada edición ofrece un recorrido por la relación de Victoria con Borges, sus amores prohibidos, su correspondencia, su producción intelectual y su lugar en el mundo, con fotografías de Gisèle Freund, Man Ray y Sara Facio, entre otros artistas.
Promotora de incontables escritores argentinos y extranjeros, para quienes las páginas de la revista Sur resultaron un pasaporte al reconocimiento del mundo intelectual, el paso del tiempo cristalizó la labor de Victoria Ocampo como editora e impulsora de movimientos a favor de la difusión y el apoyo a las distintas manifestaciones de la cultura.
“Se la conoce como mecenas y se la antagonizó con Eva Perón. Pero como escritora también tiene su obra. Tal vez al adoptar el género de ensayo se le negó la condición de autora, por la vieja concepción que identificaba la verdadera literatura con la ficción”, precisó Lóizaga al rescatar la producción propia de Victoria Ocampo, autora de cuarenta libros.
“Podría decirse que su incursión en el género de ensayo la excluyó de la condición de escritora. Pero en los años ’90 se comenzó a discutir si se la podía considerar una escritora feminista, por lo que, de hecho, se la reivindicó como escritora”, precisó Lóizaga.
Su vasta producción, iniciada en 1924 con el libro De Francesca a Beatrice, un ensayo sobre Dante, publicado por Ortega y Gasset, se completa con más de veinte ensayos, a los que se suman los diez tomos de Testimonios y los seis volúmenes de su Autobiografía.

Textos que la evocan

Todas las primeras ediciones, que pertenecen a la colección de Gonzalo Villar, se exponen en vitrinas y constituyen las perlas de la muestra, que acogió con entusiasmo el director del Centro Borges, Roger Haloua.
La muestra, que permanecerá abierta hasta marzo y podrá ser visitada todos los días, de 10 a 21, se abre con los testimonios de 25 escritores argentinos que reflexionan sobre el aporte de Victoria Ocampo a las letras y al pensamiento intelectual.
“Es muy conocida su relación con personalidades del exterior, como Camus, Malraux y otros, y los elogios que éstos le han brindado. Pero pocas veces se piensa en la influencia que ejerció sobre los escritores de nuestro país. Por esa razón seleccioné pensamientos de autores argentinos sobre su obra”, explicó el curador de la muestra, al sostener que intenta reflejar la vida de “una mujer comprometida con la literatura de su tiempo”.
Lóizaga seleccionó textos de escritores de distintas tendencias y estilos, como Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff, Osvaldo Soriano, Ezequiel Martínez Estrada, Héctor Bianciotti, Olga Orozco, Isidoro Blaistein, Enrique Pezoni, y Luis Gregorich, entre otros. La mayoría de esos testimonios se recogió en su momento para la revista Cultura y muchos se exponen al público por primera vez.
“Si fuera un árbol, ¿qué árbol sería?”, se pregunta en una de las gigantografías la recordada poeta Olga Orozco. Y responde: “Sería un castaño con aspecto de roble, pero daría duraznos”.
Mientras Isidoro Blaistein la define como “una mujer libre, valiente y necesaria”, Ernesto Schoo intenta develar “cuántas veces se le habrá cuestionado a Victoria la condición de escritora atribuyéndole, con intención peyorativa, actividades consideradas menores, como cronista, comentarista, periodista. Sin duda es todo eso: la única cronista digna de ese nombre, desde Sarmiento y Lucio Mansilla”.








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